domingo, 27 de noviembre de 2011

El Neoclacisismo ‎

Es un movimiento artístico que surge en Europa durante los inicios del siglo XVIII. Su característica ‎principal es el intento de aplicar al arte las reglas y preceptos del clasicismo grecolatino y renacentista.‎
El siglo XVIII fue un período considerado mediocre para las letras hispánicas, desde el punto de vista ‎estético, aunque fue culturalmente rico por la concurrencia de distintas corrientes del pensamiento.‎
La llegada de Felipe V de Borbón a España favoreció la influencia europeizante que daría origen al ‎neoclasicismo.‎
El exceso de reglas impidió el desarrollo de un arte literario de mayor sensibilidad y belleza, pero ‎favoreció el auge de obras críticas, filosóficas y lingüísticas.‎
Las principales características del neoclasicismo literario son:‎
  • Privilegio de la razón sobre el sentimiento.‎
  • Sujeción a reglas o preceptos.‎
  • Finalidad moral o didáctica.‎
Dentro del movimiento neoclásico merece destacarse Leandro Fernández ‎de Moratín; en poesía las fábulas de Félix María Samaniego  y Tomás Iriarte, que tienen un carácter abiertamente moralizador y crítico. ‎



Felix Maria Samaniego uno de los representantes del Neoclacisismo.
Nació en Laguardia (Álava) en 1745. Provenía de familia noble y desde joven heredó cinco villas, fue director del Seminario de Nobles de Vergara y participó en la Sociedad Vascongada de Amigos del País.
Perteneció a los grupos más importantes de la cultura de la ilustración. Viajó a Francia a conocer las ideas nuevas que por allá florecían, pero finalmente regresó a España. Dedicado a la música (tocaba muy bien el violín y la vihuela ) y la literatura, era con su ingenio y rapidez de palabra satírica, el centro de entretenimiento de reuniones. Esto también le trajo ciertos problemas aparejados, pues sus versos burlones y pícaros molestaron a más de uno, y hasta lo llevaron a juicio por causa de unos poemas satíricos.
Fue un excelente fabulista ilustrado español, autor de las Fábulas morales (1781), destinadas a instruir a sus alumnos. Dichas Fábulas están formadas por una colección de 137 apólogos que reciben las influencias de Esopo, Fedro, La Fontaine y John Gay. 

El labrador y la cigüeña

Un Labrador miraba
Con duelo su sembrado, 
Porque gansos y grullas 
De su trigo solían hacer pasto. 
Armó sin más tardanza 
Diestramente sus lazos,
Y cayeron en ellos
La Cigüeña, las grullas y los gansos. 
«Señor rústico, dijo
La Cigüeña temblando, 
Quíteme las prisiones, 
Pues no merezco pena de culpados; 
La diosa Ceres sabe
Que, lejos de hacer daño, 
Limpio de sabandijas,
De culebras y víboras los campos.» 
«Nada me satisface,
Respondió el hombre airado: 
Te hallé con delincuentes,
Con ellos morirás entre mis manos.» 

La inocente Cigüeña
Tuvo el fin desgraciado, 
Que pueden prometerse
Los buenos que se juntan con los malos.

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